El frío y su impacto en la piel: cuidado esencial durante el invierno
Con la llegada de temperaturas bajas, la piel sufre sequedad, descamación y mayor sensibilidad, lo que empeora patologías como la psoriasis, dermatitis atópica, rosácea y acné. Factores como el viento, agua caliente y ambientes secos alteran la barrera cutánea, reduciendo su capacidad protectora y favoreciendo irritaciones, ya que al contrario que en con calor, el frío impide que se eliminen las células muertas que necesitamos desechar.
Para mitigar estos efectos, es fundamental protegerse con prendas suaves, mantener una hidratación profunda usando cremas con ácido hialurónico y ceramidas, y evitar limpiadores agresivos. También se deben cuidar las manos y labios aplicando cremas nutritivas y bálsamos específicos. Ducharse con agua tibia en lugar de caliente previene el daño adicional.
No hay que olvidar la protección solar, incluso en invierno, pues la radiación UV se refleja en la nieve y hielo. Usar protector con SPF 30 o más es clave para evitar daños. Por último, una dieta equilibrada, evitando harinas refinadas, azúcares y grasas trans, contribuye a una piel saludable y resistente frente al frío.
Un enfoque preventivo y constante es la mejor defensa para mantener la piel protegida y confortable durante los meses fríos.