Tras varios años de espera , España está a punto de tener regulación para el cannabis medicinal.
El Proyecto de Real Decreto fue enviado a la Comisión Europea a través del procedimiento TRIS, un paso obligatorio antes de la incorporación al derecho común del cannabis medicinal. Los pacientes franceses llevan casi un año esperando lo mismo.
Si la Comisión no tiene objeciones al proyecto español, éste podría ser aprobado antes del verano.
Marco regulatorio del cannabis medicinal en España
El proyecto de reglamento del Ministerio de Salud se refiere al uso controlado del cannabis medicinal como tratamiento de último recurso para patologías específicas. Según las directrices propuestas, los medicamentos a base de cannabis y las formulaciones compuestas estandarizadas (como los aceites de cannabis) estarán disponibles para pacientes con las siguientes afecciones:
- Espasticidad y espasmos musculares asociados a la esclerosis múltiple.
- Formas refractarias de epilepsia que no responden a los tratamientos convencionales.
- Náuseas y vómitos debido a la quimioterapia.
- Dolor crónico que no se resuelve a pesar de los tratamientos habituales.
La normativa excluye la flor de cannabis, prohíbe el autocultivo (aunque de todos modos ya está despenalizado en España) y restringe el acceso a las farmacias hospitalarias en lugar de a las comunitarias.
Además, sólo los especialistas, no los médicos generalistas, podrán prescribir tratamientos a base de cannabis. Los grupos de defensa de los pacientes dicen que las disposiciones crean barreras innecesarias para el acceso y no abordan necesidades terapéuticas más amplias.
Una propuesta considerada conservadora
Aunque el Proyecto de Real Decreto Español supone un avance, se considera más cauto que los programas de cannabis medicinal de otros países. Según señala el Observatorio Español del Cannabis Medicinal (OECM), la normativa limita el ámbito terapéutico del cannabis a condiciones predefinidas. El cannabis sólo se recetará si los tratamientos existentes, incluidos los medicamentos autorizados a base de cannabis (Sativex o Epidiolex), resultan ineficaces.
Los pacientes dicen que el gobierno ha ignorado la evidencia científica que respalda los beneficios terapéuticos más amplios del cannabis. Las investigaciones sugieren que el cannabis tiene poderosas propiedades antiinflamatorias, antidepresivas, analgésicas y neuroprotectoras. Ya lo utilizan pacientes que padecen enfermedades como cáncer, Alzheimer, Parkinson y fibromialgia, pero la propuesta actual no aborda adecuadamente estas necesidades.
Los críticos también han expresado su preocupación por la exclusión de los médicos de atención primaria del proceso de prescripción. Esta decisión, junto con la opción de realizar partos exclusivamente en hospitales, podría afectar desproporcionadamente a los pacientes de zonas rurales o marginadas. Los grupos de defensa subrayan que las políticas accesibles e inclusivas son esenciales para garantizar el beneficio generalizado del cannabis medicinal.
El largo camino hacia la regulación
El camino hacia la legalización del cannabis medicinal en España ha estado plagado de retrasos y obstáculos políticos. Las organizaciones de la sociedad civil han hecho campaña durante mucho tiempo a favor de una regulación integral, pero el progreso se ha visto obstaculizado por la vacilación política y el resultado final es un escenario demasiado pobre a toda la necesidad existente, que si viviera en otro país europeo, la tendría cubierta.
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